Su Santidad el Papa ha destituido al Obispo de Ciudad del Este, en Paraguay, Monseñor don Rogelio Livieres Plano, miembro del Opus Dei. Entre las acusaciones contra el obispo está la protección que ha dispensado a un sacerdote acusado de pederastia y también otras de índole financiero. Unas acusaciones negadas reiteradamente por el Obispo Livieres argumentando que, respecto a lo primero, no existía sentencia condenatoria alguna contra este sacerdote ni en jurisdicción civil ni eclesiástica; respecto a lo segundo, que hasta el último céntimo ha sido invertido en la diócesis, por ejemplo en el floreciente seminario diocesano.
Sin pronunciarnos sobre estos hechos graves, que no conocemos en detalle, hay otra realidad que no puede ser negada: el hasta ahora Obispo de Ciudad del Este era detestado por la mayor parte del mediocre y estéril episcopado paraguayo. La envidia es un pecado tan antiguo como la Biblia y monseñor Livieres era envidiado por haber levantado una diócesis moribunda y multiplicado el número de seminaristas y sacerdotes, lo que afeaba la sequía espiritual y vocacional del resto del país.
Si a esto unimos el talante tradicional de Monseñor Livieres, la generalización de la sotana entre los sacerdotes de su diócesis, la introducción en su seminario de las órdenes menores abolidas por el Novus Ordo, su apoyo a la forma extraordinaria, su rigor doctrinal y otras muchas cuestiones hoy vistas con recelo, se reúnen una serie de circunstancias que explican la drástica decisión adoptada por Roma. Y más con un Papa como Francisco que ha demostrado, con la intervención a los Franciscanos de la Inmaculada, que no es un Papa imparcial y ecuánime como Benedicto XVI, sino que tiene muy claras sus filias y sus fobias y que los golpes de báculo van a ir siempre al mismo flanco del rebaño.
¿Fue sorprendido Monseñor Livieres en su buena fe por un sacerdote corrupto? ¿Son ambos, obispo y sacerdote, víctimas de una calumnia? ¿Los hechos determinan la destitución o son un mero pretexto para eliminar un obispo incómodo? ¿Fue imprudente Monseñor Livieres pensando que nada debía temer teniendo limpia su conciencia?
No podemos responder a estas preguntas, pero sí agradecer al Obispo de Ciudad del Este todo lo bueno que ha dado a su diócesis; numerosas vocaciones, atención a los desfavorecidos, sana doctrina, amor a la Liturgia. Y rezar por su diócesis, a la que ahora espera posiblemente una auténtica devastación: expulsión de seminaristas, persecución de los institutos tradicionales que habían encontrado allí refugio, confusión de los fieles, etcétera.
Prepararse porque siguen más destituidos : S.E.R. Card. Burke , obispo Schneider , Arzobispo de San Francisco , etc , etc , ¿ las profecías se cumplen ?
ResponderEliminarMe ganaste el comentario Mauricio. Esto es solo la punta del Iceberg. Lo que se viene ; viene duro irá contra todos los que no piensan como el y ya no quiero ni nombrarlos no valla a hacer que si querer le estemos ayudando con señalarlos de buena fé. Señor administrador seguramente no tardarán en empezarlo a molestar y a presionarlo para censurar su blog. como ya sucedió con una voce málaga. Por favor siempre contara con nuestro apoyo no la haga. No le demos gusto a los engendros de la masonería.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Lo que no entiendo es que tome estas decisiones y luego quiera la reconciliación de la Hermandad de San Pio X. Es absurdo.
ResponderEliminarLas plagas de Egipto van a ser una broma comparadas con lo que va a caer ahora sobre Ciudad del Este, toneladas de misericordina.
ResponderEliminarEl modernismo es el Judas de nuestro tiempo, se disfraza con el beso de la tolerancia, haciendose amigo de la Iglesia y poco a poco va destruyendo la Tradición.
ResponderEliminarDebemos orar y obedecer. No es hablando mal del Papa como se va solucionar el problema.
ResponderEliminarEste Papado va a ser nefasto para la Iglesia y sumamente destructivo.
ResponderEliminarNo, yo creo que debemos hablar bien de él, ensalzarlo y que siga en la misma línea. Y ante el próximo castañazo a la Sagrada Tradición entonamos el Aleluya de Haendel o el Gloria de Vivaldi y después retomamos el antiguo protocolo de besarle los pies.
ResponderEliminarMientras viva nuestro amado Papa Benedicto XVI, el Papa Francisco no se atreverá a cruzar la línea roja. El día que Benedicto XVI fallezca... a partir de entonces veremos cuales son las verdaderas intenciones del Papa Bergoglio.
ResponderEliminarUno de los errores del anterior Papa Benedicto XVI, es no haber celebrado nunca con la liturgia tradicional en la basílica vaticana, en aplicación del motu propio. Hubiese sido un espaldarazo brutal.
ResponderEliminarEsto es algo personal con Livieres. Creo que Schneider y Burke por el momento pueden estar tranquilos. Livieres recibia vocaciones bonaerenses y eso le enfurecia a Bergoglio. Me parece que el siguiente es Mons. Aguer.... Dios nos guarde.
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