El catálogo de declaraciones miserables se ve "enriquecido" por éstas:
"Pienso que el Papa Francisco es una figura de discontinuidad con el pontificado anterior, pero una muy muy buena discontinuidad porque está empujando la Iglesia, está exorcizando la Iglesia de todos los miedos que tenía en el pasado".
Quien declara ésto, por supuesto no es un cristiano amenazado de muerte en Oriente Medio, no es un misionero en África, no es una hermanita de los Pobres o una misionera de la Caridad que ejercen su carisma reconfortando a los débiles. Es todo un obispo de la Iglesia Católica, don Enrico dal Covolo, salesiano, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense. Es decir, un clérigo que pertenece a la élite de la jerarquía eclesiástica, una persona que ha ido acumulando nombramientos, distinciones y honores de "esa Iglesia" cuyo pasado ahora pretende exorcizar; alguien que debe esos nombramientos a los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. En concreto, la dignidad episcopal y el nombramiento al frente de la Universidad Lateranense le fueron otorgados por el Papa Ratzinger.
Para que hubiera una verdadera discontinuidad positiva, gran parte de esta jerarquía carrerista, desagradecida y de escasa caridad, debería ser removida de sus cargos y hacerlos empezar de cero, al frente de una parroquia humilde. Y que tantos honores y distinciones eclesiales fueran a parar a cristianos buenos, a buenos sacerdotes; tan difíciles de encontrar en según qué ámbitos eclesiásticos.
El gran problema de Benedicto XVI fue su altura. Una altura intelectual y moral que resultaba difícil de comprender por una sociedad banal y más ávida de titulares periodísticos que de magisterio esclarecedor; tan difícil de comprender por tantos clérigos ávidos de intrigas y cotilleos. Benedicto XVI ha sido una gran oportunidad perdida para la Iglesia, un regalo de Dios que no hemos sabido aprovechar. Qué frialdad, qué falta de adhesión y afecto en tantos obispos y sacerdotes. Qué necedad, en el fondo, no aprovechar la sabiduría del Papa Ratzinger y la oportunidad de superar definitivamente esa fractura entre dos iglesias confrontadas dentro de la Iglesia. Recuperar la tradición y renovarla, respetar todos los carismas, poner sobre la mesa lo bueno de los conservadores y de los avanzados, influenciar mutuamente ambos misales para regenerar la liturgia y devolverle su verdadero sentido trascendente y sagrado.
Sus declaraciones, Monseñor Dal Covolo, son miserables. En primer lugar porque ese tipo de visiones simplistas son impropias de su talla académica. En segundo lugar, parece poco eclesial y dañino utilizar la palabra "discontinuidad", habiéndose referido el Papa Benedicto XVI tantas veces a la continuidad en la Iglesia. Qué gratuito contraponer los dos pontificados. Y qué mentira. No creo que este tipo de declaraciones agraden al Papa Francisco en absoluto.
Yo, en cambio, no quiero parecerme al ingrato Enrico dal Covolo. Espero del Papa Francisco continuidad respecto a Benedicto XVI. Continuidad con su sabiduría, con su magisterio, con su prudencia, con su tacto, con su respeto a todas las sensibilidades. Con su afán de poner a Cristo en el centro de la Liturgia y de la vida de la Iglesia. Con su preocupación por la ecología. Con su deseo de transparencia. Con su humildad al reconocer sus errores. Con su manera rigurosa y digna de haber padecido y hecho frente a los más nefandos pecados en la Iglesia, como el abuso a menores. Con sus citas de autores no creyentes e incluso marxistas en sus encíclicas y exhortaciones, pero concluyendo siempre en la primacía del Amor de Dios. Con su forma de promover el diálogo con otras religiones, sin mixturas ni sincretismos. Por habernos recordado que la belleza es un atributo de Dios. Con su forma digna y serena de ser sucesor de Pedro.
Rorate Caeli
Rorate Caeli
Monseñor Dal Covolo, con las insignias de Gran Oficial de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro |
No hay más que ver la cara del prenda. Menudo trepa. Esta la jauría de traidores que ladran contra un gigante, Benedicto XVI, tan grande, tan alto, tan sublime que a los mezquinos, los mediocres mentales y a los incapaces intelectuales les resulta insoportable.
ResponderEliminar¡Viva el Papa Benedicto XVI!
Alegría en el desierto es la reanudación de esta página. Gracias y enhorabuena, blogger.
ResponderEliminarEste obispo es un auténtico impresentable. Parece que la moda del progresismo en la Iglesia es atacar gratuitamente al Papa Benedicto XVI, un hombre de una talla intelectual y moral dificilmente igualable.
ResponderEliminarPienso que el Papa Francisco debería intervenir para atajar de raíz estos comentarios de tan poca caridad cristiana.
¡Benedicto XVI! Todo un Gulliver en el país de los enanos.
ResponderEliminarQue alegria ver que Accion Liturgica esta de vuelta en circulacion!
ResponderEliminar"Benedicto XVI ha sido una gran oportunidad perdida para la Iglesia, un regalo de Dios que no hemos sabido aprovechar." Creo que no hay que lamentarse al respecto de Benedicto. Nos ha dejado todas sus ensenianzas por escrito en maravillosos libros que duraran por siglos. Ademas esta vivo gracias a Dios. Cuando vaya a su recompensa es cuando tendremos que agarrarnos para el temblor. Que Dios lo cuide.
La foto del ingrato Obispo dal Covolo no tiene desperdicio. Me encantan las insignias y esta de la orden ecustre de Santo Sepulcro es hermosa. Dios le da pan al que no tiene dientes.
Gratias
«En concreto, la dignidad episcopal y el nombramiento al frente de la Universidad Lateranense le fueron otorgados por el Papa Ratzinger.» Dejando pasar el mal gusto de llamar a un Papa por su nombre secular, es impropio referirse a la plenitud del orden sacramental del episcopado como una dignidad.
ResponderEliminarPuede que "dignidad episcopal" no sea lo más adecuado, aunque los lectores lo han entendido perfectamente. En lo que no estoy nada de acuerdo es en lo del mal gusto. De siempre se ha utilizado el apellido de los Papas como recurso en un texto para no repetir continuamente el nombre: el Papa Montini, el Papa Pacelli, el Papa Borgia. Algunos comentarios consiguen sorprenderme....
EliminarGracias hermanos por volver a estar aquí. Las personas validas, de alta espiritual e intelectual las arrinconan y condenan al ostracismo para imponer la mediocridad; Dios quiera que no sea por más tiempo.
ResponderEliminarTodo mi afecto y reconocimiento para el Papa emérito, SS. Benedicto XVI. Gracias Santidad.
¿Y qué espera el Papa Francisco para poner en su sitio a esta sarta de trepas?
ResponderEliminarSin duda, un miserable. Quien habla así de ese gran Santo y Doctor de la Iglesia que fue Benedicto XVI, me merece el mayor de los desprecios.
ResponderEliminarDe todo se puede sacar cosas buenas... La situación actual ha permitido que gente como este obispo se desenmascaren ellos solos, mostrándose tal y como son, unos traidores malagradecidos que sonrieron y abrazaron al santo padre Benedicto XVI para hoy despreciarlo y mas aún apuñalarlo por la espalda.
ResponderEliminarBien dice el Señor en su palabra que las tinieblas no toleran la luz y es por eso que Benedicto XVI se convirtió en un problema, en la espina que molesta y hace daño a los que traicionan la fe y la prostituyen.
Oro por el papa Francisco para que el Señor lo bendiga y le de sabiduría para poder reconocer a tantos lobos con piel de oveja y haga en la iglesia una limpieza de herejes porque estos matan el espíritu...
¡¡¡¡¡ LARGA VIDA A S.S. EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI ; DIOS LE BENDIGA Y LE GUARDE !!!!!!!!
ResponderEliminarSe trata de una persona ingrata a más no poder. Que mire lo que pasa en los colegios salesianos, una pena
ResponderEliminarDe acuerdo a lo que muestra la imagen, Su Salesiana Excelencia no parece ser mezquina en cuanto a su pompa personal.
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