En las últimas semanas el Papa Francisco ha tenido varios gestos de reconciliación y respeto hacia la Liturgia tradicional; gestos que, viniendo de alguien que no es entusiasta de la misma, sino más bien al contrario, son aún más dignos de aprecio.
Sus iniciativas han sido varias:
a) El saludo enviado a los participantes en la peregrinación Summorum Pontificum a Roma. Saludo tildado por algunos como meramente formal y protocolario, pero que tenía el aliciente de ser el único, o casi el único, documento puesto a la firma de Monseñor Parolin en su convalecencia.
b) La bendición enviada a la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, en términos muy elogiosos y cálidos. Y en la que la mención al Concilio Vaticano II no constituye ninguna provocación, sino más bien al contrario. El Papa, viene a decir que lo dispuesto por el Concilio en materia litúrgica se puede desarrollar no solo a través del Novus, sino también del Vetus Ordo. Lo cual es muy importante que lo afirme el Romano Pontífice, frente a tantos sacerdotes que siguen calificando la Liturgia secular de la Iglesia como preconciliar o incluso anticonciliar.
c) El haber oficiado el Santo Padre la Misa ad Orientem en la basílica de San Pedro.
d) Y lo más importante, las garantías dadas por el Papa al Cardenal Castrillón de que no está en contra de la Liturgia tradicional ni de los grupos que la promueven. Y que el cardenal ha comunicado a la Federación Internacional Una Voce.
Lo paradójico es que todas estas buenas noticias, generen comentarios tan negativos en lectores de este y de otros blogs.
Ya sabemos que el Cardenal Bergoglio impidió o dificultó la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum en Buenos Aires. Ya lo sabemos, no lo vamos a estar repitiendo hasta la saciedad. También Ratzinger llevaba traje y corbata cuando era obispo, y no se lo recordamos continuamente.
Ya sabemos que la intervención en los Franciscanos de la Inmaculada fue un error, e incluso un atropello. Contra dicha intervención argumentamos en esta página de forma sólida y contundente. ¿Que el Papa sabía la medida que se adoptaba contra los Franciscanos de la Inmaculada? Por supuesto. Se la leyeron y dio su visto bueno. Pero su responsabilidad también debe ser matizada. El Papa no es un jurista, toma decisiones sobre infinidad de asuntos que se le someten. Los inútiles que gobiernan la Congregación de Religiosos deberían de haber previsto el escándalo que se iba a armar y las fallas jurídicas de la medida. Estoy seguro de que el Papa Francisco no hubiera dado su aprobación si alguien le hubiera advertido del descontento, decepción, críticas y desvío del magisterio de los dos Papas anteriores que se provocaba.
Ante las críticas suscitadas, se han encendido sin duda las luces de alarma en el Vaticano. El Papa no quiere una guerra en torno a la Liturgia. Y ha elegido la forma idónea de pacificar las aguas. Trasmitiendo su respeto a la Liturgia tradicional al interlocutor perfecto: el Cardenal Castrillón Hoyos. Sin duda el que mejor conoce todo el dossier "tradicionalista" y el más apreciado de los curiales, aún siendo emérito, por todos los grupos Ecclesia Dei e incluso por la FSSPX. La reunión no ha sido protocolaria ni para tomar el té. El cardenal colombiano portaba la gruesa cartera que hemos visto. El Papa quería conocer qué estaba pasando y ser informado por el que más sabe. La reunión ha tenido, por otro lado, una feliz consecuencia colateral: la plena rehabilitación del Cardenal Castrillón; apartado de Ecclesia Dei de forma algo abrupta en tiempos de Benedicto XVI.
Aprecio la opinión de los lectores. Pero debo pedir que cesen las suspicacias y las críticas al Romano Pontífice en esta página. Al menos hasta que no haya un motivo serio para ello. Instalarse en el continuo descontento da una imagen de ingratitud y perjudica gravemente la causa de la Liturgia tradicional. Den un voto de confianza al Santo Padre y celebremos todas las buenas noticias recientes.
Yo agradezco los últimos gestos del Papa Francisco, pero me parecen insuficientes mientras no se dé el gesto que todos esperamos: el levantamiento de la restricción impuesta a los Franciscanos de la Inmaculada, que contrasta con la paralización del proceso abierto a la liturgia neocatecumenal en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
ResponderEliminarPor otra parte, quizá soy muy mal pensado, pero interpreto de forma distinta la continua alusión al Concilio Vaticano II en la felicitación a la FSSP: el Papa sabe que la FSSP, como todos los grupos "Ecclesia Dei", mantiene sus reservas hacia el Concilio, sólo que, por prudencia, no las manifiestan abiertamente.
Olé por el blogger.
ResponderEliminarDudo que el Concilio Vaticano II en tema de Liturgia (Sacrosantum Concicilium) suscite suspicacias en Ecclesia Dei... Porque esa Constitución, va más de la mano de la Liturgia de Siempre que de la Actual.
¡Un saludo!
Pues yo espero sinceramente que ni la FSSP ni el resto de los grupos de Ecclesia Dei tengan "reservas hacia el Concilio", la verdad. Podemos criticar todo lo que queramos las decisiones que se tomaron en los 60-70, pero ¿de verdad vamos a seguir dudando de la autoridad máxima que Nuestro Señor instituyó para regir la Iglesia? ¿Somos católicos siempre o a ratos, cuando nos gusta lo que ocurre?
ResponderEliminarUn saludo a todos en Cristo.
Carlos: las reservas son acerca de la continuidad/discontinuidad de algunas enseñanzas conciliares con el magisterio de la Iglesia anterior. La cuestión da para un largo debate.
EliminarAMEN, no se podía decir mejor.
ResponderEliminarYo espero de Francisco I lo que me quedé esperando de Benedicto XVI, a quien le agradezco enormemente Summorum Pontificum: Que oficie un día una Misa por la Forma Extraordinaria; una sola Misa, un solo día. Eso valdría por todos los gestos, por todas las cartas y por todas las declaraciones juntas. Con ese acontecimiento nos podríamos presentar delante de cualquier obispo del mundo y terminar con el torpedeo continuo a la Santa Misa Tradicional. Mientras tanto, aprecio los gestos, pero no tiro ningún cohete. Y, por supuesto, no tengo que estar agradecido a nadie cuando ejerzo un derecho, asistir a la Santa Misa Tradicional, y me lo conceden con un microscópico cuentagotas.
ResponderEliminar"Celebrando los Misterios sagrados según la forma extraordinaria del rito romano y las orientaciones de la Constitución sobre la Liturgia Sacrosantum Concilium, así como trasmitiendo la fe apostólica tal como está contenida en el Catecismo de la Iglesia católica ellos contribuyen, en la fidelidad a la Tradición viva de la Iglesia, a una mejor comprensión y puesta en práctica del Concilio Vaticano II".
ResponderEliminarSi esto es así, ¿por qué desde Roma no se difunde y se promueve mucho más la Misa tradicional en toda la Iglesia?