En un extenso artículo, que pueden leer en el enlace, Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata, en Argentina, califica de retroceso el nuevo motu proprio papal. Hemos extraído algunos párrafos:
El latín fue durante siglos el vínculo de unidad y comunicación en la Iglesia de Occidente. En la actualidad no sólo es abandonado, sino también odiado. En los seminarios se descuida su estudio, precisamente porque no se le encuentra utilidad. No se advierte que así se cierra el acceso directo a los Padres de la Iglesia de Occidente; muy importantes para los estudios teológicos: pienso, por ejemplo en San Agustín y San León Magno, y en autores medievales como San Anselmo y San Bernardo. Esta situación me parece una señal de pobreza cultural y de ignorancia voluntaria.
El actual Pontífice declara que desea proseguir todavía más en la constante búsqueda de la comunión eclesial y para hacer efectivo este propósito, ¡elimina la obra de sus predecesores poniendo límites arbitrarios y obstáculos a lo que aquellos establecieron con intención ecuménica intraeclesial y de respeto a la libertad de sacerdotes y fieles! Promueve la comunión eclesial al revés. Las nuevas medidas implican un lamentable retroceso.
Pareciera que el juicio que la Iglesia hace, en su máxima instancia, del decurso de la vida eclesial procede según dos pesos y dos medidas: tolerancia, y aun aprecio e identificación con las posturas heterogéneas respecto de la gran Tradición («progresistas», como se las ha llamado) y distancia o disgusto respecto de las personas o grupos que cultivan una posición «tradicional». Me viene a la memoria el propósito que un célebre político argentino enunció brutalmente: «para los amigos, todo; al enemigo, ni justicia». Digo esto con el máximo respeto y amor, pero con una inmensa pena.
Grande Agüer, como de costumbre.
ResponderEliminarPor otra parte ayer circuló con fuerza el rumor de que el Vaticano tiene intención de prohibir que los institutos tradicionales reciban a otros candidatos al sacerdocio hasta realice visitas formales a todos ellos. Se habla de un documento que podría publicarse en septiembre con ese fin.
A Roma ya no le interesan los institutos tradicionales ni para desgastar a la obra de Monseñor Lefebvre
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