lunes, 11 de febrero de 2013

Sobre la renuncia del Santo Padre

Desde que se ha publicado la noticia de la renuncia del Romano Pontífice, el autor de este blog tiene -como, imagino, la gran mayoría de católicos- una serie de sentimientos encontrados.

Por un lado una enorme gratitud a Dios por todo lo que este Papa extraordinario ha dado a la Iglesia, con su magisterio y su ejemplo, y de forma particular el regalo que hizo a todos los fieles apegados a la Liturgia tradicional con el motu proprio Summorum Pontificum. A nadie se escapa que la abdicación del Papa es una decisión muy valiente, propia de una personalidad excepcional. Sin duda es una decisión meditada en conciencia, en la búsqueda del mejor servicio a la Iglesia. También un ejemplo de humildad, tan necesario en la Iglesia, frente a la mediocridad de tantos clérigos en pugna por cargos curiales, o la tibieza de aquellos que  no quieren perder sus pequeños estatus eclesiales.

Desde la gratitud y el reconocimiento de su valentía, falta saber si este gesto es acertado y positivo para la Iglesia. Ahí tengo serias dudas, a pesar de que mi opinión sea humilde. Al Papa le es lícito renunciar: ata y desata en cielo y tierra. Pero los Papas no renuncian y las contadas excepciones, dos o tres en la historia de la Iglesia, y en circunstancias que ahora no conocemos, son un precedente mínimo frente a la tradición milenaria de portar la cruz hasta el final de sus días. En un momento de crisis de la autoridad del Papa (desobediencia incluso de algunas conferencias episcopales, falta de comunión real, desafecto) la renuncia de Benedicto XVI contribuye quizás a erosionar esta autoridad introduciendo un elemento tan peligroso como la eventualidad y que condiciona el futuro de sus sucesores. Si un Papa puede dimitir, ¿porqué no proponerle también la dimisión?, ¿cómo no especular ante el estado de salud o la ancianidad de los Pontífices venideros?, ¿porqué no exigirles esa dimisión, ya puestos, en aras de una actualización de la Iglesia o de un mejor servicio a la comunidad?

No solo el "aggiornamento" de la Iglesia, sino la revolución tecnológica han convertido en impresentable la imagen de la ancianidad o el sufrimiento. Cualquier titubeo del Papa, una mueca de dolor, un temblor, es divulgado al instante en miles de soportes tecnológicos. Los Papas están presos de un universo mediático, al que ellos mismos han contribuido con la sobre-exposición de los últimos pontificados: viajes continuos, redes sociales, misas en estadios, jornadas internacionales, obsesión por las cifras de asistentes a los actos y audiencias papales. 

Papas viejos ha habido siempre. Casi todos. Y más ancianos que el actual Pontífice, muchos. Con la antigua liturgia, el Papa podía participar desde el trono, mientras oficiaba la Misa un cardenal. Luego era llevado en la silla gestatoria a sus aposentos sin más esfuerzo que el gesto de bendecir a los fieles. Pero el símbolo permanecía, aglutinando a toda la Iglesia. Nadie pensaba que debieran alejarse más allá de la basílica de San Pablo Extramuros. Ahora el Papa debe ser cercano, visitar todos los países y casi la propia parroquia de todos y cada uno de nosotros, muchas veces expuesto innecesariamente a riesgos y a críticas. Y si no es capaz de cumplir este ritmo extenuante, ya no está en condiciones de desempeñar de forma óptima su ministerio. 

Muchas personas me han llamado hoy expresando su perplejidad por la situación en que quedará el Papa cesante. Y me preguntaban "¿qué van a hacer con él?, ¡porque es el Papa!". Lo que dicte el Derecho canónico, será correcto, pero no pueden ver al futuro ex-Papa como un obispo más de la Iglesia católica. No es la razón, sino el corazón lo que dicta estos pensamientos de muchos católicos que en medio de la anarquía eclesial conservan una adhesión inquebrantable al Papa hasta la muerte.

Con esta dimisión, se gana quizás un Papa más joven y dinámico. Y se pierde algo en el Papado como tesoro de la Iglesia Romana.

21 comentarios:

  1. Siempre, siempre, siempre estará en nuestro corazón y en nuestra memoria, Santidad.

    Gracias, Santo Padre, por tanto trabajo, tanto desvelo y tanto sufrimiento por la Iglesia de Jesucristo.

    ¡Viva el Papa!

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  2. Es tiempo de mucha oración, tiempo de implorar a Dios por su Iglesia.

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  3. Hoy, quizás más que nunca, es un sinsentido que el Papa tenga que estar en todos lados, digo esto porque los medios tecnológicos permiten que cualquier persona, esté donde esté, pueda ver y escuchar al Romano Pontífice sin que éste tenga que salir del Vaticano. Creo que su artículo es bastante sensato. Me da miedo pensar en todo lo que puede significar este hecho histórico respecto al futuro Iglesia.

    Mucha oración.


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  4. pues que viva¡¡¡

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  5. Un análisis muy sensato, pero hemos de pensar que, de no haber renunciado Benedicto XVI, durante sus restantes años de vida tendríamos un Papa disminuido física e intelectualmente y manejado por su camarilla. Mirándolo friamente, es mejor la renuncia.

    Por otra parte, este pontificado estaba ya dando síntomas de agotamiento. Objetivos como la "reforma de la reforma litúrgica" o la reconciliación con la FSSPX parecían estancados. La reforma de los institutos religiosos, ni siquiera estaba en la agenda.

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  6. Lo repito : la liturgia tradicional está , en este momento en muy grave peligro ; que tal un Rubén Salazar ,Taurán o Bergoglio en la sede de Pedro ¡¡¡ Dios nos guarde !!!!

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  7. Suscribo lo dicho, de la cruz a la raya.
    Dejémonos sorprender por el Espíritu que sabrá sacar bien de todo esto. Humanamente, desconcierto y orfandad. Le hemos querido de verdad y le guardaremos gratitud.

    Y también asusta, por el contrario, algunos cardenales que ya deberían haber renunciado a la dignidad y no por edad.

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  8. Lo expresado en su artículo me da la tranquilidad de saber que no soy el único que piensa de esta manera. Como católico amo al Papa y aunque SS BXVI, nos "liberalizara" la Misa de Siempre, la ha llamado rito extraordinario y eso me cuesta digerir; en las demás cuestiones , como viene siendo habitual, muchos buenos modos y nada de cortar por lo sano que es lo que nos hace falta en la iglesia para impedir que la barca naufrague. A pesar de mi pesimismo, quiero, espero y suplico a Dios un Papa al margen de lo que opine el mundo y con una gran determinación para echar fuera de la iglesia a los mercaderes de la fe y que nos confirme en la doctrina de Cristo

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  9. Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí, dice el profeta Isaías.
    La renuncia del Papa pone nuevamente de manifiesto la diversidad de formas de concebir la Iglesia y somete a prueba a quienes se creen más fieles. Paradójicamente los sectores más contestatarios, e incluso abiertamente rebeldes, han visto muy positiva la decisión del Papa, precisamente estos, que raramente aprueban y aplauden publicamente una decisión papal.
    Para los fieles cuya fidelidad estaba a prueba de toda duda, esta decisión les pone en crisis, y hasta, tímidamente, surgen las críticas, porque se trata de una decisión no solo inesperada por inusitada, sino no compartida por casi nadie de esta línea de pensamiento. Porque es fácil presumir de fidelidad al Papa cuando el papa dice y hace lo que a mí me gusta, pero cuando el Papa hace aquello que en conciencia cree que tiene que hacer ya surgen las dudas. El Papado no es lo que nosotros queremos que sea ni se ejerce como a nosotros nos gustaría; la esencia del papado es precisamente esa.
    Y el Papa no tiene que ni que ser accesible ni lejano; tiene que ser santo, con las cualidades humanas con que Dios le haya dotado;. y evidentemente que el Papa que surja del cónclave será el mejor Papa para la Iglesia, ya sea Bergoglio o Burke. Pero ¿quién creemos que dirige la Iglesia, el Espíritu Santo o nosotros?

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  10. "Y el Papa no tiene que ni que ser accesible ni lejano; tiene que ser santo".
    Pues no. El Papa es preferible que sea santo, pero no tiene más obligación a ello que la que tienen todos los sacerdotes y la que, por razón de la obligación de dar ejemplo, se le añade. Pero el Espíritu Santo gobierna la Iglesia igual a través de un San Pío X que de un Alejandro VI.

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    1. ¿Pues no? ¿El Papa es preferible que sea santo? La vocación a la santidad no es una opción o una preferencia; es una vocación universal, de TODO BAUTIZADO, que no solo incluye a los sacerdotes sino a todo cristiano. Por lo tanto, reitero lo dicho: el Papa tiene que ser santo; y añado: com Vd. y como yo, si estamos bautizados.
      Que el Espíritu dirige la Iglesia sea quien sea el Papa es cierto; en unos casos, la naturaleza coopera con la gracia y en otros la gracia actúa A PESAR de la naturaleza.

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  11. Viva el Santo Padre Benedicto XVI.Es el Vicario de Cristo en la Tierra. Sigo todavía conmocionado, triste y también con mucho miedo por esta noticia Su Santidad Benedicto XVI, este hombre sapientísimo, santo y humilde siempre estará en mi corazón. Estoy bastante de acuerdo en muchas de las cuestiones expuestas en este artículo, pero ahora más que nunca debemos tener una Fe absoluta en el Espíritu Santo y en la Providencia divina. Me entran escalofríos al pensar en que puedan ser elegidos algunos de los Cardenales mencionados, pero hay también grandes hombres. Mi deseo es que el próximo Papa sea el Cardenal Burke, pero que sea lo que Dios quiera "ad Maiorem Dei Gloriam".

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  12. Para un católico consciente, que los "católicos" más heterodoxos y rebeldes hayan acogido con tanta satisfacción la renuncia del Papa es motivo de preocupación.

    Y, por cierto, el Espíritu Santo no elige al Papa; sólo desciende sobre el elegido. La elección del Papa no es un acto infalible.

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  13. Eso de que gobierna igual un Alejandro VI que un San Pio X da demasiado que pensar....por favor alguna aclaración de alguien mas preparado en la materia para desmentir semejande barbaridad?

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  14. 1.- El que los medios progres hayan acogido con "comprensión" y hasta con "aplausos" esta decisión lanza una sombra de duda, al menos, sobre su oportunidad o idoneidad. Ellos, los progres, los enemigos de la Iglesia, saben que esto introduce un factor de inestabilidad presente y futura en el Papado y por tanto en la Iglesia; a no dudarlo. Esta gente no da puntada sin hilo.

    2.- El Papa, creo, ha renunciado, porque se ha visto en un futuro inmediato hecho un pelele en manos de una camarilla diabólica y ha querido evitarlo dando paso a otro que sea más fuerte. Este, creo, que ha sido el punto menos positivo de B.XVI: no haber limpiado a fondo las cloacas curiales vaticanas. Pero no sólo en el Vaticano ha tenido oposición y hostigamiento. Veamos en España, a título de ejemplo, lo que han hecho nuestros encantadores obispos con el Summorum Pontificum: ignorarlo, torpedearlo, ningunearlo. Eso mismo es lo que han hecho con el Papa y por eso la mayor parte de ellos hoy sonríe.

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  15. Me ha parecido muy bien la opinión expresada por el administrador de este blog, compartiendo sus inquietudes, así como la de otros comentaristas.
    En el cuarto día del anuncio hecho por el papa, me preocupa la unanimidad con que ha sido acogida la decisión de su santidad, en especial la de los obispos españoles, que tanto daño han hecho a la aplicación del Summorum Pontificum, en un claro signo de desobediencia y soberbia.
    Creo que los que estamos adheridos a la Misa tradicional hemos sido poco beligerantes con los obispos españoles y si algo hemos pecado es de ser mansos como corderos frente a esos lobos.

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  16. Se ha introducido el concepto de infalibilidad, a mi juicio de forma extemporánea. Es claro que la elección del papa no es un acto infalible: el Vaticano I definió y luego el Vaticano II reiteró la doctrina sobre la infalibilidad. De hecho, salvo el dogma de la Asunción de Nra.Sra. no tengo claro que se haya invocado expresamente la infalibilidad pontificia durante estos últimos siglos.
    Pero que algo no sea infalibre no significa necesariamente que sea erróneo. Y la asistencia del Espíritu Santo a su Iglesia está asegurada; esto se manifiesta especialmente en las elecciones del Sumo Pontífice. Y el Espíritu Santo asiste al Papa y al Colegio Episcopal en comunión con él.
    Por último, da la sensación de que el único y exclusivo parámetro para valorar el ejericio de la misión episcopal sea la mayor o menor aplicación del Summorum. Ciertamente es importante la cuestión del modo de celebrar la eucarístia (ordinario o extraordinario) pero la Iglesia además de celebrar, ora, anuncia el evangelio, ejerce la caridad, enseña... La valoración de un obispo concreto, si pretende aspirar a ser justa, no debe ser exclusivista. Personalmente creo que hablar de los obispos españoles como desobedientes y soberbios o llamarles lobos de forma tan genérica y tan rotunda me parece impropio de alguien que se dice católico en un blog católico.
    Mi experiencia me hace sospenchar de quien apela tanto al Papa, pero no para de juzgar y condenar a su obispo, no soporta a su párroco y no aguanta a sus semejantes; pero eso sí, al Papa que está en Roma le quiere mucho. No sé, no sé...

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  17. Estimado Blogger: todas esas posibles y probables consecuencias negativas vendrían igualmente: todo eso da igual. Es igual de sacrificado lo que hizo el Beato JPII como lo que hace Benedicto XVI. Pienso que al Papa se lo ha pedido Dios y no le demos más vueltas. Dios le ha pedido ese sacrificio: ¿quiénes somos nosotros para juzgar a Su Santidad? El lo ha tenido que rezar mucho y lo habrá visto con claridad en la oración. A mí, de verdad que no me plantea ningún problema.

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  18. Son muy pocos los cardenales amigos de la liturgia tradicional y de recuperar formas y indumentaria pontifical S.S Benedicto XVI recuperó la dalmática pontificia el fanon y en la vestimenta coral el camauro y la muceta de armiño, blanca y roja. Precinto que estos volverán a los armarios del olvido espero me equivoque.
    Saludos desde México.
    Rodrigo Fernández

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  19. efectivamente, no se pude juzgar solamente segun el Summorum, pero lamentablemente los obispos españoles se manifiestan tibios y politicamente correctos no solo en temas de liturgia.(salvo honrosas excepciones que todos conocemos).
    Por otro lado no se puede minimizar el tema de la liturgia, considerandolo como asunto accessorio del pontificado del Santo Padre.Este papa ha escrito de liturgia mas que ningun otro desde el concilio, y ha manifestado publicamente "que la liturgia evangeliza".La restauracion del Misal Tradicional es un acontecimiento clave de su pontificado e ignorarlo, en consecuencia, tambien es un acto significativo de parte de la conferencia episcopal española.

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