La Iglesia en España tiene una idiosincrasia muy curiosa. Es capaz de reunir a cientos de miles de personas alrededor del Papa, pero en muchas de sus facultades de teología se enseña lo contrario a su Magisterio.
Vamos a tomar, como ejemplo, lo que afirman los dos últimos Papas sobre la Misa tradicional:
Beato Juan Pablo II:
“Se habrá de respetar en todas partes, la sensibilidad de todos aquellos que se sienten unidos a la tradición litúrgica latina, por medio de una amplia y generosa aplicación de las normas emanadas hace algún tiempo por la Sede Apostólica, para el uso del Misal Romano según la edición típica de 1962”
“Las amplias y profundas enseñanzas del Concilio Vaticano II requieren un nuevo empeño de profundización, en el que se clarifique plenamente la continuidad del Concilio con la Tradición…”
(Motu Proprio Ecclesia Dei adflicta de S.S. Juan Pablo II)".
Papa Benedicto XVI:
"La Sagrada Liturgia, celebrada según el uso romano, enriqueció no solamente la fe y la piedad, sino también la cultura de muchas poblaciones. Consta efectivamente que la liturgia latina de la Iglesia en sus varias formas, en todos los siglos de la era cristiana, ha impulsado en la vida espiritual a numerosos santos y ha reforzado a tantos pueblos en la virtud de la religión y ha fecundado su piedad" (motu proprio Summorum Pontificum).
“No hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser de improviso totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto” (Carta a los Obispos que acompaña al Motu Proprio Summorum Pontificum).
"Los textos del Misal Romano del Papa Pablo VI y del Misal que se remonta a la última edición del Papa Juan XXIII... son dos usos del único Rito romano, que se colocan uno al lado del otro. Ambas formas son expresión de la misma lex orandi de la Iglesia. Por su uso venerable y antiguo, la Forma extraordinaria debe conservarse con el honor debido" (Instrucción Universae Ecclesiae).
Ahora lean ustedes el presente enlace de la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid, España:
El autor, el profesor jesuíta don Juan Manuel Martín-Moreno, traza en la primera parte del texto una comparación entre la Liturgia anterior y posterior a la reforma de Pablo VI. No solo insiste en la hermenéutica de la ruptura, ya tan manida y superada, sino que caricaturiza hasta el extremo la liturgia anterior a la reforma presentándola casi como un culto pagano, con fieles supersticiosos e ignorantes que iban de altar en altar y de imagen en imagen. Para el autor nada hay bueno antes de la reforma de Pablo VI y nada hay malo después de ella. Por supuesto se silencian los esfuerzos de grandes Papas como San Pío X, Pío XII o Juan XXIII en la ordenación de la liturgia y en el fomento de la participación de los fieles.
Sin el más mínimo criterio científico, como cabría esperar de un profesor universitario, narra sus recuerdos de la Misa mezclando sin pudor rúbricas, medias verdades, juicios personales y subjetivos, costumbres populares y casos de mala praxis por parte de algunos fieles o sacerdotes, sin referencia al contexto socio-cultural en el que se desarrollaban. Todo extremadamente tendencioso incluso en el uso del lenguaje, del que entresacamos algunos ejemplos:
"Las liturgias se tenían en un latín que nadie comprendía".
"Había la posibilidad de una misa de sesión continua...".
"Las misas eran de cara a la pared".
"En las iglesias se multiplicaban las imágenes con sus altarcitos, donde la gente satisfacía su piedad privada".
"(Había que) pronunciar exactamente las palabras de la consagración que se consideraba como un conjuro mágico que dejaba de surtir efecto si se alteraba el sonido de alguna de sus letras".
"Se perpetuaban las diferencias sociales en el culto, mediante puestos reservados en la iglesia para los ricos y notables".
"El ritualismo de unos gestos mecánicos acompañaba a unas palabras en un idioma ininteligible".
"El ritualismo de unos gestos mecánicos acompañaba a unas palabras en un idioma ininteligible".
"(La reforma litúrgica) resaltó la estética de la sencillez y de la verdad frente a simulaciones barrocas, puntillas, floripondios y ostentaciones".
Por supuesto el texto, en su inelegancia, es incapaz de reconocer ningún aspecto positivo en la forma litúrgica tradicional, como podría ser la importancia que se da al misterio trinitario, la mayor riqueza del ofertorio o la reverencia a la Eucaristía.
Y no es que no se pueda hacer un análisis crítico del Vetus Ordo, como también los hay del Novus Ordo, y de bastante más enjundia. Pero es desasosegador enterarnos por un padre jesuíta que lo que oficiaban sobre el altar San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier era como un conjuro mágico, y aún más triste resulta la falta de respeto y afecto a la piedad de las personas que nos han precedido y trasmitido la fe. Sobre todo si se tiene en cuenta a tantos presbíteros y fieles españoles que nutridos por esa liturgia -tan inmovilista y clasista en palabras del autor- fueron al martirio perdonando a sus verdugos.
Tampoco acierta el profesor a explicarnos cómo aquellas celebraciones tan distantes y obsoletas congregaban a tantos fieles diariamente. Y cómo, sin embargo, la maravilla actual apenas mantiene hoy la afluencia a las iglesias en el domingo. Con las Misas diarias tan escasas de fieles que a punto están, en un gran número de parroquias, de convertirse en esas Misas privadas de las que el autor abomina durante toda su exposición.
Pero eso quizás lo expliquen en otro curso de la Universidad de Comillas.
Soy antiguo alumno de la Compañía de Jesús y he pasado por distintas fases con respecto a ellos. Una primera de admiración y agradecimiento, cuando aún no había acabado el CVII; una segunda de estupor y alejamiento que ha durado cuarenta años, estupor por su traición a Pedro-Vicario de Cristo y por sus innumerables y aberrantes herejías teólogoliberadoras, marxistoides y anticatólicas. Últimamente me había vuelto a acercar tímidamente porque creía notar una rectificación de posturas y personas. Pero después de leer esto sólo deseo que a este sujeto lo expulsen de la Compañía y de la Iglesia por desacato y mofa del Magisterio y si vuelvo a leer algo parecido, pediré lo que he pedido en muchos foros y S.S Paulo VI estuvo en un tris de hacer: DISOLUCIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS. Ya está bien de tanta chulería, bañada de pseudoteología, de tanta desobediencia y de tanta cizaña. Estamos hartos de los jesuitas, de los que emponzoñan, de los que envenenan, de los que escandalizan al rebaño. El problema es el de siempre: que todo esto les sale gratis. La autoridad eclesiástica ni está ni se le espera. Yo espero que San Ignacio de Loyola, ejemplar soldado de Cristo, ejercerá su influencia para que este payaso teológico purgue bien sus necedades y su analfabetismo antes de ser recibido allí. ¡Ah! Ahora que estamos en época de recortes, se puede empezar cerrando Comillas y Salamanca. ¡Qué alivio! ¡Qué ahorro! ¡Cuánta paz en el pueblo de Dios sin estos dos focos de insana doctrina!
ResponderEliminarTípico: convertir en dogmas y en altas tesis las preferencias y gustos personales de cada uno.
ResponderEliminarMenos mal que la Iglesia se basa en la Tradición, la Escritura y el Magisterio perpetuo, y no en la opinión del ministro de turno.
Por experiencia propia he asistido a los Ejercicos Espirituales de S. Ignacio de Loyola y la verdad es que tuve una gran impresión a ver a los Jesuitas sin el "Santo Habito", ni nada. Sus explicaciones y referencias a S. Ignacio no tiene nada que ver a los que el Santo quiso decir, enseñar, dar a conocer.
ResponderEliminarSolo digo que los Jesúitas ya no son ni la mitad de lo que erán: Viven en pisos cada uno por su cuenta, en sus colegios son sus alumnos, en su "pastoral"... pero ¿donde está la oración, la adoración...? Su respuesta: "La oración está en el hermano", "en nuestras actividades pastorales"...
Sin San Ignacio levantara la cabeza!!!
Fuera la Compañia de Jesús!. Menos mal que la Iglesia se rige por su Magisterio, su doctrina y su tradición.
Que escándalo, así destrozan la Iglesia! mejor dicho La Fé.
ResponderEliminarLos resultados los sufrimos todos y ponen impedimentos y obstaculos a la Santa Misa Tradicional! y abren las puertas y hasta las ventanas a "liturgias nuevas"creando confusión y dispersión en lo que no se hallan comido.
A las ovejas las marean tanto, que se dipersan y se van deshaciendo las Iglesias
Pido disculpas por la falta de ortografía:
ResponderEliminaren lo que no se "hayan" comido.
El comentario , aunque , pésimo , no tiene ninguna importancia ; es solo un jesuita mas ; uno mas de la inmensa mayoría de la antigua " Gloriosa Compañia de Jesús " ; hoy grande compañía de la teología de la liberación. Afortunada y tristemente ,están en via de extincion , es muy seguro que en el próximo anuario pontificio 2012 , ya hayan descendido a menos de 17.000 ¡¡ adelante con la santa misa de san Pio V , la de siempre !!!!
ResponderEliminarLo peor de todo es que, en España, muchos sacerdotes y muchos obispos, comparten las tesis de este jesuita de Comillas sobre la liturgia tradicional de la Iglesia. De lo contrario, ¿cómo se explica la escasísima aplicación que el Motu Proprio está teniendo en nuestro país, con obispos que incluso llegan a amenazar a sacerdotes que podrían tener intención de celebrar según la forma extraordinaria?
ResponderEliminarSin embargo, y por más que se empeñen algunos clérigos nostáligos del mayor del 68, la reforma litúrgica de Pablo VI presenta muchos aspectos cuando menos discutibles. Así lo pone de relieve este interesante artículo de D. Julián Marías, un intelectual que no fue nunca sospechoso de "tradicionalismo":
http://www.conoze.com/doc.php?doc=1937
José Luis: magistral, como siempre.
ResponderEliminar¡Y que luego vengan a dar clases de teología, moral, liturgia. Je, je, qué espanto. Él solito se ha retratado. Qué vergüenza que existan ministros de Dios que piensen así sin movérsele un solo pelo del cabello.
Dos cosas: Primera: Muy bueno el artículo recomendado de Julián Marías; lo recomiendo a su vez.
ResponderEliminarhttp://www.conoze.com/doc.php?doc=1937
Segunda: Parece en efecto que la Compañía de Jesús, ¡Jesús qué compañía!, en el próximo anuario pontificio apenas rebasará los 17.000 miembros. Cuando eran mis preceptores, hace algo más de cuarenta años, estuvieron cerca de los 40.000. Se comenta solo. De seguir así tienen los días contados.
Y por mí como si mañana tienen menos de 1000. Eso habremos ganado.
ResponderEliminarInsisto en que el problema no es sólo de la Compañía de Jesús. La mayor parte de los sacerdotes y obispos españoles piensan así, que es lo peor.
ResponderEliminarLeí este artículo hace tiempo, y me da pena. Ellos, que se las dan de tolerantes y todo lo que nos quieran decir, son los más intransigentes con los que nos gusta la liturgia tradicional. Pero como se suele decir: "Ladran, luego cabalgamos, amigo Sancho". Si todos estos progres alabaran la liturgia tradicional, es que no se estaría haciendo bien.
ResponderEliminarPues me temo que la conclusión que debe extraerse después de leer ese curso de liturgia es que quien lo escribe no no es católico ni imparte doctrina católica. Si sus superiores lo permiten, tampoco son católicos y si la Conferencia Episcopal Española tolera o alienta este tipo de posturas, como apuntan otros comentaristas, es evidente que debe extraerse la misma conclusión. Todo lo demás es consolarse con ficciones, querer buscarle tres pies al gato y hacer buenismo teológico.
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