Contemplando este hermoso vídeo del pontificado del Papa Benedicto XVI, pienso en cómo unas imágenes pueden traernos a la vez tanta paz y tanto sufrimiento juntos. Y me doy cuenta que muchos de los acontecimientos recientes en la Iglesia, aceptados tal vez por obediencia, son aún heridas sin curar para quizás no pocos católicos. Sin una explicación convincente y trascendente, que quizás en esta vida no lleguemos a obtener.
Una cosa sí es cierta, una vez comenzado el vídeo uno es incapaz de apartar la vista de la pantalla, embargado por tantos sentimientos.
Si el mismo Benedicto XVI no hubiera renunciado al pontificado, probablemente no habrían tenido lugar en la Iglesia muchos de esos acontecimientos recientes.
ResponderEliminarParece un sueño del que hemos despertado...
ResponderEliminarExactamente eso.
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