Interesante prólogo de Su Eminencia el Cardenal don Antonio Cañizarez, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para el libro "Los principios de interpretación del motu proprio Summorum Pontificum" de fray Alberto Soria Jiménez, O.S.B., ahora publicado por Ediciones Cristiandad.
Muchos críticos de las medidas adoptadas por Benedicto XVI "dejan entrever una concepción acerca del concilio y de la reforma litúrgica que manifiesta claramente que la difusión generalizada de la ‘herméutica de la ruptura’, como modo de comprender estos eventos, lejos de ser una fantasmagoría, es una realidad bien concreta”.
Summorum Pontificum "no fue fruto momentáneo de una presión ni un reflejo de un parecer personal y aislado del papa... La actitud de Benedicto XVI no constituye tanto una novedad o cambio de rumbo de gobierno, cuanto una concreción de lo que ya Juan Pablo II había emprendido”.
“Al declarar [Benedicto XVI] que el misal de 1962 ‘no ha sido jamás jurídicamente abrogado’, ha puesto de manifiesto la coherencia que desea mantener la Iglesia”, la cual “no puede permitirse prescindir, olvidar ni renunciar a los tesoros y a la rica herencia de la tradición del rito romano, pues sería una traición y una negación de sí misma, porque no se puede abandonar la herencia histórica de la liturgia de la Iglesia, ni querer establecer todo ex novo sin amputar partes fundamentales de la misma Iglesia”.
"La celebración en la forma extraordinaria debería ser normal, eliminando todo condicionamiento por razón del número de fieles interesados y no poniendo otras condiciones, para participar en dicha celebración, que las normalmente requeridas para cualquier celebración pública de la misa”.“Benedicto XVI manifestó con su legislación su amor paterno y comprensión hacia aquellos que están especialmente vinculados con la tradición litúrgica romana y que corrían el peligro de convertirse, de modo permanente, en marginados eclesiales”.Destaca en particular “el interés que la forma extraordinaria del rito romano suscita especialmente entre jóvenes que nunca la vivieron como forma ordinaria y que manifiesta una sed de ‘lenguajes’ que no son ya los de ‘más de lo mismo’ y que nos llaman desde fronteras nuevas y, para muchos pastores, imprevistas".En efecto, "abrir la riqueza litúrgica de la Iglesia a todos los fieles ha hecho posible el descubrimiento de los tesoros de este patrimonio a quienes aún los ignoraban, con lo que esta forma litúrgica está suscitando más que nunca numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas a lo largo del mundo, dispuestas a entregar sus vidas al servicio de la evangelización”.Por último, el cardenal Cañizares insta "a conservar, garantizando y asegurando a todos los fieles que lo pidan, el uso del tesoro precioso que es la liturgia romana en el usus antiquor”.
Aquí se puede leer el texto completo del prólogo:
ResponderEliminarhttp://secretummeummihi.blogspot.com.es/2014/07/absolutamente-infundado-decir-que-las.html
Lastima que no todos ven la liturgia tradicional como un tesoro. Sino como un obstáculo para la secularización de la Iglesia. Si ya de si más secularizada no se puede.
ResponderEliminarSaludos.
Ojalá, la Forma Extraordinaria del rito romano, sea amada, aprendida y difundida por todos los sacerdotes. Si Forma Ordinaria y Extraordinaria forman parte del rito romano, los sacerdotes de rito latino, no tendrán un conocimiento integral del mismo sino aprenden también su Forma Extraordinaria.
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