domingo, 18 de marzo de 2012

Se interpretó erróneamente el Concilio

En una entrevista, Su Eminencia el Cardenal Adrianus Johannes Simonis, Arzobispo emérito de Utrecht, habla sobre la interpretación equivocada que se hizo en Holanda del Concilio Vaticano II. La entrevista ha sido publicada por Zenit y traducida por La buhardilla de Jerónimo.

"La situación de la Iglesia holandesa después del Concilio es muy difícil de describir. En aquella época hemos tenido una polarización en dos facciones. Vivíamos prácticamente con dos iglesias en una. Con una facción que era muy radical y quería cambiar todo, pero en la cual la fe estaba muy disminuida. Ahora esta polarización más o menos ha terminado pero, como consecuencia, muchísimos han perdido la fe y han dejado la Iglesia. En general se puede decir que en Holanda rige el “indiferentismo”....
Sí, es cierto: ha habido una errónea interpretación del Concilio. No han leído los documentos sino que se han limitado a argumentar, basándose en el así llamado “espíritu del Concilio”, es decir: todo está permitido, todo puede cambiar... Sin duda, con el resultado de que los laicos en Holanda se han convertido más o menos en sacerdotes, y los sacerdotes se han secularizado...
Ya desde hace cuarenta años la confesión está completamente perdida, ¿y sabe por qué? ¡Porque los holandeses no pecan! En el sentido de que ya no saben qué es el pecado. El concepto de pecado está ligado a la conciencia de Dios: si ya no se cree en un Dios personal, no se piensa más en el pecado".


Fotografía Cardenal Simonis: Enlace

2 comentarios:

  1. A mí no me convence esa teoría de que la culpa del desastre postconciliar es sólo de quienes interpretaron mal el Concilio. Si los documentos conciliares hubieran sido lo bastante claros y precisos, no hubiese habido lugar a interpretaciones perversas.

    El P. Alfonso Gálvez Morillas, citado recientemente en Infocaótica, lo explica así de bien: "dado que la interpretación correcta es la de la continuidad, aún queda por explicar lo que sucedió después del Vaticano II y que nunca había ocurrido, sin embargo, en cualquier Concilio de la Historia; especialmente el hecho de que dos (o más) hermenéuticas contrarias se hayan enfrentado y que incluso, como dice el mismo Papa Benedicto XVI, hayan luchado entre ellas. La misma existencia de una variedad de hermenéuticas es la muestra de la presencia de una cierta ambigüedad o ambivalencia en los mismos Documentos".

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  2. Esa es la clave del desastre: AMBIGÜEDAD DE LOS TEXTOS CONCILIARES; o lo que es lo mismo: libre interpretación; o lo que es igual: protestantización, mundanidad, desacralización.

    Lo de la ambigüedad se percibe sólo con saber leer, no hace falta ningún doctorado en Teología. Se hace una afirmación bella, contundente, de sana doctrina y a continuación aparecen expresiones como "sin embargo", "no obstante se podrá"," en aquellas circunstancias en las que...." Resultado: el que está a la vista: desolación por todos lados.

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