A continuación publicamos un texto firmado por Monseñor don Fernando Arêas Rifan, interesante por el contenido, y por el hecho de que ha sido publicado en la web oficial de la Conferencia Episcopal de Brasil. Un ejemplo más de normalidad de la Liturgia tradicional. El texto en lengua española está tomado de la web Secretum meum mihi.
Misa en la forma antigua del Rito Romano
Escrito por CNBB
Mie, 04 de Enero de 2012
Don Fernando Arêas Rifan
Administrador Apostólico de la Administación Apostólica Personal San Juan María Vianney
En un gesto de bondad y generosidad, “abriendo plenamente su corazón”, como él mismo expresa, buscando la “reconciliación interna en el seno de la Iglesia”, el Papa Benedicto XVI, en la Carta Apostólica Motu Proprio “Summorum Pontificum”, liberó para todo el mundo el uso de la forma antigua del Rito Romano, también llamada Misa en el rito de San Pío V o Misa Tridentina, como forma extraordinaria del único Rito Romano, junto a su forma ordinaria, que es la Misa en el rito de Paulo VI, en vigor actualmente en la Iglesia. El Motu Proprio está acompañado de una carta explicativa a los obispos.
Explicando que esa liberación no afecta la autoridad del Concilio Vaticano II ni de la validez de la reforma litúrgica que procede de él , el Papa dice que “las dos formas de uso del Rito Romano pueden enriquecerse mutuamente”. Y, en términos de reconciliación y convivencia, en cuanto que la nueva forma (ordinaria) de la Misa se presenta como más participativa, la antigua forma (extraordinaria) expresa más la sacralidad y la reverencia debida al misterio Eucaristíco.
Acerca de los interesados en esa forma antigua, el Santo Padre reconoce que, junto a las exageraciones y desviaciones por parte de algunos, existen personas correctamente apegadas a la antigua forma litúrgica de la Santa Misa: “Por lo que se refiere al uso del Misal de 1962, como Forma extraordinaria de la Liturgia de la Misa, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que este Misal no ha sido nunca jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre permitido. En el momento de la introducción del nuevo Misal, no pareció necesario emitir normas propias para el posible uso del Misal anterior. Probablemente se supuso que se trataría de pocos casos singulares que podrían resolverse, caso por caso, en cada lugar. Después, en cambio, se demostró pronto que no pocos permanecían fuertemente ligados a este uso del Rito romano que, desde la infancia, se les había hecho familiar. Esto sucedió, sobre todo, en los Países en los que el movimiento litúrgico había dado a muchas personas una notable formación litúrgica y una profunda e íntima familiaridad con la Forma anterior de la Celebración litúrgica. Todos sabemos que, en el movimiento guiado por el Arzobispo Lefebvre, la fidelidad al Misal antiguo llegó a ser un signo distintivo externo; pero las razones de la ruptura que de aquí nacía se encontraban más en profundidad. Muchas personas que aceptaban claramente el carácter vinculante del Concilio Vaticano II y que eran fieles al Papa y a los Obispos, deseaban no obstante reencontrar la forma, querida para ellos, de la sagrada Liturgia. Esto sucedió sobre todo porque en muchos lugares no se celebraba de una manera fiel a las prescripciones del nuevo Misal, sino que éste llegó a entenderse como una autorización e incluso como una obligación a la creatividad, lo cual llevó a menudo a deformaciones de la Liturgia al límite de lo soportable. Hablo por experiencia porque he vivido también yo aquel periodo con todas sus expectativas y confusiones. Y he visto hasta qué punto han sido profundamente heridas por las deformaciones arbitrarias de la Liturgia personas que estaban totalmente radicadas en la fe de la Iglesia.".
En una entrevista con la revista estadounidense Latin Mass (05/05/2004), el cardenal Darío Castrillón Hoyos también ha declarado: “No me gusta, de hecho, las concepciones que quieren reducir el “fenómeno” tradicionalista sólamente a la celebración del Rito Antiguo, como si se tratase de un apego nostálgico y obstinado al pasado. Esto no corresponde a la realidad que se vive en el interior de este vasto grupo de fieles. En realidad, estamos allí frecuentemete en presencia de una visión cristiana de la vida de fe y devoción..., un deseo profundo de espiritualidad y de sacralidad, ... Es interesante es seguida resaltar cómo se encuentran en el seno de esta realidad muchos jóvenes, nacidos después del Concilio Ecuménico Vaticano II. Ellos manifiestan... una ‘simpatía de corazón’ por una forma de celebración, y también de catequésis, que ... deja un amplio espacio al clima de sacralidad y de espiritualidad que justamente conquista también a los jóvenes de hoy: no se puede ciertamente definirlos como “nostálgicos” o como un vestigio del pasado”.
En cuanto al uso del latín, lenga oficial de la Iglesia, recordemos que el Concilio Vaticano II, habiend liberado el uso de la lengua vernácula en la Liturgia, no dejó de recordar la norma general “Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos” ( Sacr. Conc. 36). De hecho, la observación fue hecha por el Beato Papa Juan XXIII: “Nadie, por afán de novedad escriba contra del uso de la Lengua Latina ... en los sagrados ritos de la Liturgia.” (Const. Ap. Veterum Sapientia, 11, § 2).
Cleto Ciocchini, La comunión de los pescadores,
colección Paideia
colección Paideia
¿No estaba éste en el "baño de obispos" que se dio Kiko Argüello después de la JMJ de Madrid? ¿Cuando Carmen H. dijo que ojalá le hicieran Papa a Rouco?
ResponderEliminarMe quedo con el penúltimo párrafo, el del cardenal Castrillón. Es perfecto.
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