La Iglesia hoy vive un momento apasionante, que auna progreso y recuperación de sus tradiciones. A los grandes gestos: los documentos pontificios, la creación de parroquias personales para la Forma Extraordinaria, la recuperación del carisma propio en las órdenes religiosas, se unen otros pequeños gestos de esa "reforma de la reforma" que las personas de buena voluntad realizan en sus parroquias, en las catedrales, en las capillas de los conventos, en un deseo de caminar en sintonía con el Santo Padre.
Hoy presentamos uno de estos pequeños gestos: la reposición del baldaquino para el arzobispo en la Catedral de San Pablo, en Minneapolis, EE.UU. Una decisión adoptada por el Rector de la Catedral, revendo Johnson, tras encontrarlo en una dependencia de la catedral. El baldaquino lleva el blasón del arzobispo, Monseñor Nienstedt.
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