miércoles, 31 de agosto de 2011

Ana Catalina Emmerich sobre la Misa

La Beata Ana Catalina Emmerich nació en Alemania en 1774 de familia muy pobre; tuvo una vida de continuas enfermedades agravadas al quedarse inválida por un accidente. En los últimos años de su vida, hasta su muerte en 1824, recibió las visiones de la vida de Cristo, de la Virgen María y de la vida después de la muerte, así como otras videncias de sucesos que acontecerían tiempo después como el Muro de Berlín, el Concilio Vaticano II, etc. Con sus visiones en la mano descubrió Reynolds los restos de la ciudad de Ur de Caldea, y la recien descubierta morada de la Virgen en Éfeso resultó ser también tal como ella la había descrito. Del mismo modo se descubrieron en 1981 los pasadizos bajo el Templo de Jerusalén, que Ana vio al contemplar el misterio de la lnmaculada Concepción de María, dogma que no sería proclamado por la Iglesia hasta treinta años después de la muerte de esta vidente. Fue beatificada el 3 de octubre de 2004 por S.S. Juan Pablo II.


Esto es un estracto lo que vió la beata sobre la Santa Misa:

"En la festividad de San Isidro Labrador me fueron enseñadas muchas cosas acerca del valor de la Misa que se dice y que se oye. Supe que es una gran dicha que se digan tantas misas, aunque las digan sacerdotes ignorantes o indignos, pues mediante ellas se libran los hombres de peligros, castigos y azotes de todo género. Conviene que muchos sacerdotes no sepan lo que hacen; que si lo supieran, no celebrarían por temor, ni ofrecerían el santo Sacrificio...

... Tuve también una visión acerca de las faltas cometidas en el servicio divino celebrado en la tierra y vi como estas faltas son suplidas y remediadas de modo sobrenatural. Pero me es difícil y aún imposible decir cómo he visto todo esto; cómo se comprenden y se armonizan entre sí todos estos cuadros y cómo cada uno de ellos se explica y aclara en otro.

Es muy de notar que las faltas y negligencias cometidas en la celebración del culto aquí en la tierra sólo hace culpable al que incurre en ellas, porque el culto divino debido al Señor se compensa y se suple de un modo más elevado. Así se me representan principalmente, entre otras faltas, las distracciones de los sacerdotes mientras ejercen el ministerio, por ejemplo, mientras celebran la Misa; veo al sacerdote allí donde están sus pensamientos y entre tanto veo en el altar, en lugar de él, a un santo que hace sus veces.


Estos cuadros muestran de un modo espantoso la gravedad de la culpa del que celebra los sagrados ministerios sin devoción ni atención... Pero es conmovedor ver que, entretanto, un sacerdote santo celebra los divinos oficios en lugar de aquel otro que divaga.

En varios lugares veo quitar mucho polvo y basura de los vasos sagrados, los cuales se vuelven resplandecientes y como nuevos...


...Veo en todas partes sacerdotes rodeados de las gracias de la Iglesia y de los tesoros de los méritos de Jesús y de los santos, enseñando, predicando y ofreciendo el santo Sacrificio, pero muertos y tibios espiritualmente... Estas visiones me han turbado de día y de noche, tanto que no sé qué partido tomar. El estado actual de miseria y corrupción se me muestra en relación con un estado anterior mejor que el actual, y así tengo que orar sin intermisión.

¡Cosa monstruosa es celebrar indignamente la Misa! ¡Oh! ¡no es indiferente el celebrarla bien o mal! Supe por un cuadro inmenso de los misterios de la santa Misa, que todo lo que hay de santo desde el principio del mundo se refería a ella. He visto el Alfa y el Omega. He visto la significación del círculo, de la forma redonda de la tierra y de los cuerpos celestes, de los contornos redondos de las apariciones y de la hostia. He visto la correlación de los misterios de la Encarnación, de la Redención y del santo sacrificio de la Misa y cómo María comprende lo que ni el mismo cielo puede comprender. Estas visiones se extendían a todo el Antiguo Testamento. Vi los sacrificios desde la primera oblación y entendí la admirable significación de los santos huesos. Vi la significación de las reliquias de los altares donde se dice la Misa.

...he visto la representación del Viernes Santo y que el Señor se ofrece en el altar del sacerdote celebrante como se ofreció en la cruz y he visto de un modo vivo, al pie de la cruz a María y al discípulo Juan. Esto lo veo a cada momento, de día y de noche, y veo la comunidad de los fieles, si oran bien o mal, y cómo desempeñan los sacerdotes su ministerio...

Veo a todas horas, de día y de noche, las misas que se dicen en todo el mundo y en comunidades muy remotas donde todavía se celebra como en tiempos de los apóstoles. Sobre el altar veo en visión una asistencia especial con que los ángeles suplen las negligencias de los sacerdotes. Por las faltas de devoción de los fieles ofrezco yo también mi corazón y pido a Dios misericordia. Veo a muchos sacerdotes que desempeñan su ministerio de un modo deplorable. Guardan las formas, pero muchas veces no se cuidan del espíritu. Siempre tienen presente que los está viendo el pueblo, y con esto no piensan que los ve Dios. Los escrupulosos quieren convencerse de su propia devoción.


...Es tanto lo que Jesús nos ama, que perpetúa en la Misa la obra de la Redención; la Misa es la redención oculta que se realiza constantemente en el Sacramento. Todo esto lo vi desde mis primeros años y creía que todos los hombres lo veían como yo...

Cuando vi a mi derecha la espantosa imagen del niño crucificado, me volví a la izquierda; pero seguía viéndolo. Entonces pedí a Dios que se dignara librarme de aquella escena y mi Esposo celestial me dijo: “Mira otra cosa peor aún; mira cómo me tratan diariamente en todo el mundo”. Vi entonces a los sacerdotes que celebran la Misa en pecado mortal. Vi la Hostia sobre el altar, como un niño vivo, y vi que era despedazado en la patena y ofendido de un modo horrible: sacrificarlo así es asesinarlo.

Vi además un número indecible de infelices que son hoy en día oprimidos, atormentados y perseguidos en muchas partes y vi que todo esto sucedía como en la persona del mismo Jesús. Son malos estos tiempos y no hay recurso alguno. Sobre el mundo se extiende una niebla espesa de pecados y todas las cosas se hacen con tibieza e indiferencia.

También en Roma vi a malos sacerdotes atormentar de esta manera al Niño Jesús en la Misa. Ellos querían ver al Papa y exigirle una cosa muy peligrosa. Pero el Papa veía lo mismo que yo: que un ángel los rechazaba con una espada desnuda siempre que pretendían acercarse a él".

2 comentarios:

  1. Seguro que la santa vio, como vemos ahora decenas de veces, al sacerdote mirando el reloj durante la celebración.

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