Quienes conozcan la magnífica catedral de Málaga sabrán que la gran maravilla de esta catedral es su coro, del siglo XVII, primorosamente tallado en madera. Este inmenso patrimonio histórico y artístico se ve ahora amenazado por la vulgaridad y en peligro de ser desmontado y reubicado fuera de su sitio original, como en otras lamentables actuaciones realizadas en diversas catedrales, pero sin el agravio de tratarse, como en este caso, de una obra de primer orden.
Ésto es lo que informa el diario SUR de hoy:
"En el plan director, redactado por los arquitectos Juan Manuel Sánchez La Chica y Gabriel Ruiz Cabrero y al que ha tenido acceso este periódico, se propone un proyecto denominado de «restauración del coro» cuyo objetivo debería ser analizar «cuidadosamente la contradicción que existe entre los valores de uso o funcionales y los de conservación patrimonial, a la luz de las soluciones y discusiones que hasta el presente se han acumulado sobre la cuestión». De este modo, el documento mete el dedo en la llaga de un asunto que ha suscitado bastante controversia en otras catedrales en las que la no utilización del coro para la función con la que fue creado –lugar de reunión de los canónigos para rezos y asambleas– ha deparado en polémicas intervenciones de desmantelamiento o traslado de la sillería que lo compone.En el caso de Málaga, el plan propone abrir el debate sobre esa contradicción que supone el coro «entre el uso litúrgico de la Catedral y el uso obsoleto como lugar de reunión de los canónigos». «El coro ha dejado de cumplir muchas de las funciones para las que fue construido y las formas litúrgicas que en la actualidad cumplen los canónigos, que eran sus principales usuarios, han variado de manera radical. Para la liturgia contemporánea, la que reclamó el Concilio Vaticano II, no tiene uso y es, por el contrario, un obstáculo para la visibilidad del altar desde muchas zonas de la Catedral".
Solo haremos, desde la esperanza de que esta monstruosidad no se lleve a cabo, unas breves reflexiones sobre las cosas que aquí se han afirmado:
1) ¿Abrir el debate? - Ciertamente. Lo abre el Obispado; porque en Málaga no ha existido hasta ahora debate alguno y cualquier malagueño con un mínimo de cultura está orgulloso del coro de su catedral.
2) Uso obsoleto como lugar de reunión de los canónigos - No culpen a la sillería del coro de la decadencia del Cabildo de la Catedral. Si no tienen suficientes canónigos para asistir al coro por falta de sacerdotes; o los canónigos no quieren ir al coro por exceso de edad o falta de ganas, es que tienen ustedes problemas más importantes que resolver que la ubicación de la sillería. Uno de ellos es no entender la vida en común de oración y canto de los canónigos como corazón de las catedrales y como patrimonio inmaterial en sí mismo.
3) Para la liturgica contemporánea, la que reclamó el Concilio Vaticano II, no tiene uso - ¿En qué documento del Concilio Vaticano II o instrucción posterior emanada para su cumplimiento se pide que se abandonen los coros de las catedrales? Dejen de utilizar el Concilio Vaticano II a su capricho; precisamente los cabildos catedrales son el paradigma de la vida litúrgica comunitaria.
4) Obstáculo para la visibilidad - perfectamente ya resuelto con pantallas en las ocasiones en que la catedral se llena (cosa que desde luego no sucede continuamente), situándose los fieles en las naves laterales sin ningún problema. Afortunadamente los fieles no entienden la Liturgia como espectáculo.
diario SUR
diario SUR
¡Qué disparate! El Concilio Vaticano II no se hizo para destrozar los monumentos. Que miren cómo celebraba la liturgia Benedicto XVI, con todo el respeto por la tradición. Y, si aún así, la actual catedral no les vale, que hagan una catedral nueva en una nave industrial, pero, por favor, respeten el monumento.
ResponderEliminarPor cierto, también quieren quitar del altar mayor el baldaquino: "Otra de las actuaciones que recoge el plan director de la Catedral para adecuar su actual estado a sus necesidades como templo es la reforma del altar mayor. Esta intervención, que ya fue avanzada por este periódico hace cuatro años (ver SUR26/8/2013), queda reflejada en el documento con un plano en el que se recrea cómo quedaría el presbiterio sin el baldaquino o manifestador que lo preside desde finales del siglo XIX, dejando a la luz el pavimento bicolor de baldosas de mármol casi al mismo nivel que el del resto de la Catedral, y situando en el centro del altar la sede del obispo y, en una posición más avanzada, la mesa para la celebración de la eucaristía. El boceto prevé la opción de reubicar el templete de mármol en la capilla del Pilar".
ResponderEliminarBueno , bergoglio ha ratificado hoy que : " la reforma de la liturgia es IRREVERSIBLE y , todavía hay trabajo por hacer " ¡ el desastre apenas comienza !
ResponderEliminarMe pregunto si las leyes civiles sobre patrimonio pueden permitir tales alteraciones.
ResponderEliminarConfiemos en que no. La Junta de Andalucía ya está informada de este desvarío.
EliminarAcertada palabra; Desvarío. Ya han comenzado en Italia con el Altar Mayor de Valadier (s. XVIII) en la Catedral de Spoleto. Aquí en España en la Catedral de Segovia un nuevo minimalista presbiterio. Ahora le toca el turno a los magníficos bajorrelieves de Pedro de Mena y al suntuoso baldaquino de mármoles. No hace falta ser un lince para saber la causa de todo esto. Efectivamente la reforma litúrgica es irreversible. Qué clase de reforma litúrgica? Decía el Padre Germán Prado, Monje de Silos, cuando la reforma de la Semana Santa de 1955: Nada había que reformar como abusivo (cf. Nuevo Rito de la Semana Santa, por el Padre German Prado). Qué diría ahora.
ResponderEliminarVivivimos tiempos tristísimos. En todos los aspectos.
Esperemos en que las instancias culturales logren salvar este hermoso patrimonio, Aqui en México varias Catedrales sufrieron los estragos de el CVII.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Por si fuera poco lo que ha sufrido el patrimonio histórico por la persecución religiosa en España (1931-39), que ahora reverdece, aún tendremos que defender la belleza que hemos recibido de quienes deberían protegerla como primera obligación.
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