martes, 27 de agosto de 2013

Celebrar diariamente la Santa Misa incluso sin fieles

Interesantísimo documento de la Congregación para el Clero, de fecha 12 de agosto de este año, sobre la necesidad de que todos los sacerdotes celebren diariamente la Santa Misa, incluso sin la presencia de fieles, atajando el hábito de algunos presbíteros de descansar algún día a la semana o incluso en período vacacional, o si no hay comunidad de fieles que asistan a la misma.

Se cita en el documento el decreto Presbyterorum Ordinis del Concilio Vaticano II:
«En el misterio del Sacrificio Eucarístico, en que los sacerdotes desempeñan su función principal, se realiza continuamente la obra de nuestra redención y, por tanto, se recomienda encarecidamente su celebración diaria, la cual, aunque no pueda obtenerse la presencia de los fieles, siempre es una acción de Cristo y de la Iglesia».
Se cita al Beato Juan Pablo II y la exhortación Sacramentum Caritatis del Papa Benedicto XVI:
«La espiritualidad sacerdotal es intrínsecamente eucarística. [...] Recomiendo a los sacerdotes “la celebración diaria de la santa Misa, aun cuando no hubiera participación de fieles” (Propositio 38 del Sínodo de los Obispos). Esta recomendación está en consonancia ante todo con el valor objetivamente infinito de cada Celebración eucarística; y, además, está motivado por su singular eficacia espiritual, porque si la santa Misa se vive con atención y con fe, es formativa en el sentido más profundo de la palabra, pues promueve la configuración con Cristo y consolida al sacerdote en su vocación» (n. 80).
Y se añaden unas muy interesantes consideraciones teológico-pastorales, que pueden ver desarrolladas en el enlace: medio privilegiado de santidad del sacerdote, deber principal del sacerdote correspondiente a su identidad, acto de caridad pastoral más perfecto y sufragio por los difuntos.

En esta última consideración se indica:
"La caridad pastoral del sacerdote - que por norma sólo puede alcanzar a los fieles viatores, en la Santa Misa cruza los confines del espacio y el tiempo. Celebrando in persona Christi, el sacerdote realiza una obra que supera las dimensiones de la eficacia del gesto humano, limitada a su tiempo, su espacio y a la historia de sus efectos, y se extiende más allá de los confines de lo humanamente alcanzable. Esto vale, en particular, por el valor del mérito de Cristo, que en la Santa Misa se entrega de nuevo al Padre por nosotros y por muchos. Entre los «muchos» por los cuales Cristo se entregó para siempre en la cruz, y sigue entregándose en su Gólgota sacramental que son los altares de nuestras iglesias, figuran también los fieles difuntos, que están a la espera de acceder a la visión eterna de Dios".
Documento completo

3 comentarios:

  1. Tanto en el documento del V2 como en el de Juan Pablo II aparece la palabra fatídica "recomienda". Esta es una de las causas de los muchos males y problemas sobrevenidos en los últimos años: textos y documentos, conciliares y papales, que nunca obligan, nunca ordenan, nunca mandan, nunca exigen, siempre relativizan con un "se recomienda". Así nos va.

    ResponderEliminar
  2. La Iglesia siempre ha recomendado la celebración diaria a los sacerdotes pero nunca la ha impuesto como una obligación

    ResponderEliminar
  3. Este documento no es ninguna novedad en ese sentido. La Iglesia y los moralistas siempre han recomendado a los sacerdotes la celebración diaria pero nunca la han impuesto como una obligación.

    ResponderEliminar