Basílica de Santa María la Mayor. Destaca la disposición del altar con crucifijo central y candeleros, y el uso de ornamentos tradicionales por el cardenal oficiante, incluidas casulla romana y dalmática pontifical. Los canónigos llevan todos bonete.
Gracias Rafael, por las fotografías.
Es el cardenal Santos Abril? Poco a poco parece que las cosas se van arreglando!
ResponderEliminarLa Iglesia que se fue al garete en el Concilio y posterior era una Iglesia de grandes ceremonias y sotanas por todos lados. ¿Han pensado en ello?
ResponderEliminarEfectivamente...y de aquellos barros estos lodos...una Iglesia que solamente sabe hablar de temas humanos, se convierte en una ONG más...y para eso no hace falta ir a misa los domingos...en eso les doy toda la razón...para ir al teatro mucho mejor ir a ver comedia y tragedias griegas o ir al club de la comedia!
ResponderEliminarLa "Iglesia" que se ha ido al garete es la de la ausencia de lo sagrado, la de la zafiedad litúrgica y la de la anarquía doctrinal. Esta es la "Iglesia" que ha vaciado los seminarios, ha reducido las órdenes religiosas a menos de la mitad en treinta años, llevando a algunas, más que centenarias, a un fin ya anunciado, de seguir la progresión descendente que no termina.Es "la Iglesia" que ha secularizado a decenas de miles de sacerdotes, ha escandalizado y desorientado a buena parte del Pueblo de Dios, consiguiendo que apenas unas docenas de jóvenes pisen los templos después de haber hecho la primera comunión y que los menos jóvenes no sepan ya a qué atenerse. Todo depende del párroco que te toque. La Iglesia de "sotanas por todos lados" era, al menos, fiel a la Palabra, a la Tradición magisterial y al Vicario de Cristo. O sea, todo lo contrario de la "Iglesia" sin sotanas por ningún lado. ¡Oh, coincidencias!
ResponderEliminarEstas fotos están tomadas por mí en la Basílica Papal de Santa María la Mayor el Jueves Santo y no pueden imaginarse el fervor, el silencio, el entusiasmo del Pueblo de Dios allí presente. La gente apiñada de pie en las naves laterales siguiendo casi dos horas de celebración sin pestañear. Y gente joven la que quieran, y más. No se trata de más o menos sotanas, que también; se trata de hacer bien las cosas delante de Dios y no de cualquier manera, según le guste o no al párroco de turno. Prefiero mil veces la liturgia consagrada y purificada por la Tradición centenaria o milenaria que estar al albur de la última ocurrencia del cura de turno.
Que sí, que sí. Que es mejor la liturgia bien celebrada que la que está mal celebrada. Pero lo que usted ve como ya un desastre anárquico caótico no aparece por generación espontánea. Nace de una Iglesia en la que el fervor era inmenso y la disciplina cuasi monolítica (Nunca ha sido el Santo OFicio más contundente que antes del Concilio). Solo digo que piensen en eso antes de decir alegremente que todo se está arreglando. Como en toda enfermedad, la sintomatología siempre puede esconder las verdaderas causas.
ResponderEliminarLa ausencia de lo sagrado, la de la zafiedad litúrgica y la de la anarquía doctrinal de las que habla... son todo efectos de causas anteriores y más primarias. Las mismas que pueden anular la piedad de miles de fieles y dar al garete con las ceremonias más bonitas y bien vividas que verse pueda.
Un saludo.
Entiendo y comparto su radiografía de la situación que en parte causó el desastre derivado de la mala aplicación del CVII. Pero no es menos cierto que la humildad de los pastores al Papa, la renuncia a ser el centro de la misa, dejar atrás la mentalidad de entendía el concilio como un punto y aparte en la historia de la Iglesia, retomar conceptos como adoración (en el silencio y en los gestos), etc...dan señal de que muchos de los abusos postconciliares se están corrigiendo y gracias a Dios, enmendando la situación previa al concilio.
EliminarPero sobre todo, no mezclemos cosas. Que los sacerdotes vuelvan a usar sotana NO nos retrotrae 50 años. Aunque la apariencia pudiera ser la misma, un sacerdote hoy viste la sotana con una intención diferente a la de hace 50 años en muchos casos. Y eso el lo importante. No lo hacen por seguir a rajatabla unas normas, sino porque entienden de nuevo cual debe ser el papel del sacerdote en la sociedad, qué imagen debe trasmitir,cómo deben ser escándalo (desde un punto de vista de llamar a la gente a plantearse un cambio radical de vida),etc... Eso es lo importante. Y lo mismo ocurre con la reforma litúrgica que está empezando el Santo Padre.
Esto es lo que nuestro queridísimo Benedicto XVI nos intenta explicar. Que el concilio hay que entenderlo como una purificación y mejora de las prácticas de la Iglesia, no como una nueva historia.
Acertadísimo su comentario GU. Me ha encantado y lo comparto por entero.
EliminarEl Concilio fue un intento de renovación, y no de ruptura. Como todo Concilio que ha habido en la Historia, que siempre ha buscado reafirmar la Fe y renovarnos a todos desde la santidad.
Las causas persisten solo que cambiadas de tercio y cada vez lo tengo más claro. Pero discutir eso aquí es estéril.
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