martes, 20 de marzo de 2012

Carta de Monseñor Bux al Obispo Fellay

Monseñor don Nicola Bux, teólogo y Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la Oficina para las Celebraciones Litúrgica del Santo Padre, ha escrito una carta pública al Obispo Monseñor Bernard Fellay, Superior de Fraternidad de San Pío X, en la que le pide el retorno a Roma de dicha fraternidad. La traducción es de la indispensable web La buhardilla de Jerónimo. Dado su interés la reproducimos íntegramente:
"A Su Excelencia Mons. Bernard Fellay y a la Fraternidad sacerdotal San Pío X
Excelencia Reverendísima, Queridos hermanos,
La fraternidad cristiana es más poderosa que la carne y la sangre, porque en ella se anticipa, gracias a la Divina Eucaristía, la vida del Paraíso.
Jesucristo nos ha llamado a hacer la experiencia de la comunión: en esto consiste nuestro yo. Comunión es estima a priori por el otro, porque tenemos en común al único Señor. Por eso la comunión está disponible a todo sacrificio por la unidad: una unidad que debe ser visible, según la voluntad final de nuestro Señor en la plegaria al Padre: “ut unum sint, ut credat mundos”; visible, porque es el testimonio decisivo de los amigos de Cristo.
Es indudable que no pocos hechos del Concilio Ecuménico Vaticano II y del período sucesivo, vinculados al elemento humano de este acontecimiento, han representado verdaderas calamidades y causado dolor a grandes hombres de Iglesia. Pero Dios nunca permite que Su Iglesia llegue a la auto-destrucción.
No podemos considerar la dureza del elemento humano sin tener confianza en el divino, es decir, en la Providencia que, aún en el respeto de la libertad humana, guía la historia, y en particular la historia de la Iglesia.
La Iglesia es de institución divina, divinamente garantizada, y es también un hecho humano. El aspecto divino no perjudica al elemento humano – personalidad y libertad – y no lo inhibe necesariamente; el aspecto humano, permaneciendo íntegro, y también comprometedor, no perjudica al aspecto divino.
Por razones de Fe, pero también por las confirmaciones que, si bien lentamente, se manifiestan en el plano de la historia, creemos que Dios, en estos años, ha preparado y prepara hombres dignos para remedir tantos errores y tantos abandonos que todos deploramos, creemos que ya despuntan y cada vez más despuntarán obras santas, según una estrategia divina que vincula la obra de almas lejanas que ni siquiera se conocen, pero cuyo actuar constituye un plan, como ha ocurrido maravillosamente en el siglo en que tuvo lugar la dolorosa rebelión de Lutero.
Se trata de intervenciones divinas que parecen multiplicarse cuanto más se enturbian los hechos. De esto hablará, sobre todo, el futuro. Pero nosotros estamos ya seguros de ello y se vislumbra el amanecer.
Por algún tiempo la incertidumbre del alba combate con las tinieblas, lentas en retirarse, pero, cuando se ve el alba, se sabe que el sol está y que sigue su curso en los Cielos.
Con las palabras de Santa Catalina de Siena, podemos por lo tanto deciros: “Venid con seguridad a Roma”, a la casa del Padre común, que nos has sido dado como perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad católica.
Venid a participar de este bendito futuro, del cual, aún en medio de persistentes tinieblas, ya se ve el amanecer.
Vuestro rechazo aumentaría el espacio de las tinieblas, no el de la luz. Son múltiples los destellos de luz que ya admiramos, y el primero entre ellos es el delinearse de la gran restauración litúrgica, realizado por el Motu ProprioSummorum Pontificum, que está suscitando en todo el mundo un amplio movimiento, del que forman parte sobre todo jóvenes, que quieren ser celosos en el culto del Señor.
¿Cómo olvidar, sin embargo, otros gestos concretos y significativos del Santo Padre, como la remisión de las excomuniones a los Obispos ordenados por Mons. Lefebvre, la apertura de un diálogo abierto sobre la interpretación del Concilio Vaticano II a la luz de la Tradición, y por esto también la renovación de la Comisión Ecclesia Dei?
Ciertamente pueden quedar todavía perplejidades, puntos a profundizar, a aclarar mejor, como el argumento sobre el ecumenismo y sobre el diálogo interreligioso (que, de todos modos, ha recibido una precisión importante por la Declaración Dominus Iesus de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del 6 de agosto de 2000), y el de la manera en que se debe entender la libertad religiosa.
También sobre estos puntos, vuestra presencia en la Iglesia, canónicamente garantizada, ayudará a traer mayor luz.
¿Cómo no valorar el aporte que podréis dar, gracias a vuestros recursos pastorales y doctrinales, a vuestras capacidades y sensibilidades, para el bien de toda la Iglesia?
Éste es el momento oportuno, esta es la hora favorable para retornar. Timete Dominum transeuntem: no dejéis escapar la ocasión de gracia que el Señor os ofrece, no dejéis que pase junto a vosotros y no la reconozcáis.
¿Podrá el Señor concederos otra?
¿No deberemos todos, un día, presentarnos frente a Su Tribunal, y responder no sólo sobre el mal realizado sino también sobre todo el bien que habríamos podido hacer y que no hemos hecho?
El corazón del Santo Padre palpita: Él os espera con ansias, porque os ama, porque la Iglesia tiene necesidad de vosotros para un testimonio común de fe en un mundo cada vez más secularizado y que parece dar la espalda a Su Creador y Salvador.
En la plena comunión eclesial con la gran familia, que es la Iglesia católica, vuestra voz no será despreciada, vuestro empeño no será ni desdeñable ni descuidado, sino que podrá traer, con el de muchos otros, frutos abundantes; estando fuera, en cambio, se vería disperso.
La Inmaculada nos enseña que demasiadas gracias se pierden porque no son pedidas: estamos convencidos de que con una respuesta favorable a la propuesta del Santo Padre, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X se convertirá en un instrumento para encender nuevos rayos en los dedos de nuestra Madre celestial.
En este día a él dedicado, quiera San José, esposo de la Santísima Virgen María, Patrono de la Iglesia Universal, inspirar y sostener vuestros buenos propósitos: “Venid con seguridad a Roma”.
Roma, 19 de marzo de 2012, Solemnidad de San José
Don Nicola Bux"
La buhardilla de Jerónimo

Monseñor Nicola Bux, en fotografía de archivo 

5 comentarios:

  1. Una carta que toca el corazón de cualquier cristiano de buena Fe.

    ¡Espero que Vengan pronto a Roma!

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  2. Preciosa carta, que encuentra eco de afirmación en muchos corazones, y me atrevo a decir que hasta en el del Santo Padre.

    Tenemos que rezar, y rezar mucho, porque se cierre esta pequeña llaga en el Cuerpo de Cristo.

    Al final será fruto de la gracia divina, que venza los corazones soberbios, o los termine de despeñar por la ladera del victimismo.

    ¡Que vuelvan, Señor, y pronto!

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  3. ¡Dios mío qué maravilla de carta de Mons. Bux! No cabe ningún comentario, es perfecta!

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  4. Desgraciadamente, y, a pesar de la buena voluntad de Monseñor Bux, la realidad es dura. Esto publica hoy "Secretum meum mihi":


    De la pluma del P. Navas, Superior del IBP en Latinoamérica...


    El P. Navas, Superior del IBP en Latinoamérica, partiéndo de un pasaje de la reciente carta escrita por Mons. Nicola Bux a Mons. Bernard Fellay, Superior de la FSSPX/SSPX (ver aquí), escribe en su página de Facebook, Mar-21-2012:


    Mons.: Nicola Bux llama a Mons. Fellay:

    "En la plena comunión eclesial con la gran familia, que es la Iglesia católica, vuestra voz no será despreciada, vuestro empeño no será ni desdeñable ni descuidado, sino que podrá traer, con el de muchos otros, frutos abundantes; estando fuera, en cambio, se vería disperso."

    Ojalá fuera verdad tanta belleza:

    No es que desconozca la buena voluntad de Mons. Nicola Bux, pero la realidad ha sido otra y está mostrando lo contrario con el trato dado al Instituto del Buen Pastor (IBP) por parte de los obispos de Chile, en especial de Santiago y sus alrededores... que no toleran al IBP con su especificidad recibida de la Santa Sede y consagrada en la aprobación de sus estatutos; se le niega inclusive su existencia canónca. Es el desprecio y el desden, el descuido y la dispersión como formas modernas de persecución eclesiástica por esa parte de "la gran familia católica" "obras son amores (desamores en este caso) y no buenas razones". Es el "Gran pecado" de celebrar exclusivamente el rito antiguo y el compromiso estatutario de colaborar con el Papa, en cuanto sea posible, en una visión del Concilio V II a la luz de la Tradición.

    Oremos!

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  5. La carta de Nicola Bux toca el corazón, es cierto, pero la realidad no es tan sencilla. No es problema de mejores o peores intenciones, sino de ideas, y las ideas predominantes en la jerarquía (incluida la vaticana) son las del Concilio Vaticano II. No aceptan la realidad de que sus efectos son desastrosos.

    De todas formas, no me gusta el argumento de que con Benedicto XVI hay una oportunidad que puede no repetirse. ¿Qué quiere decir eso, que los papas que sucedan a Benedicto XVI serán malos para la tradición? Entonces el acuerdo con Roma sería un suicidio par la FSSPX, pues el acuerdo sería confiando en quien les tiende la mano y luego quedarían atados de pies y manos ante quienes aprovecharían una mal entendida obediencia para someterlos y acabar con ellos.

    Si hay voluntad en Roma de acabar con la crisis apuntando a sus causas, el acuerdo es imprescindible, pero de las discusiones doctrinales Roma-FSSPX se deduce que eso no está pasando y que Roma sólo busca un acuerdo práctico.

    Un acuerdo simplemente práctico no soluciona el problema de fondo y deja atada de pies y manos a la FSSPX. ¿Dónde está el beneficio?

    La carta de Don Bux es conmovedora, pero la realidad debe imponerse a los buenos deseos, y la FSSPX es más útil para la Iglesia tal y como está ahora, que con un acuerdo meramente práctico que la deje indefensa frente a los obispos de cada diócesis.

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