La reforma litúrgica del Santo Padre Benedicto XVI es un hecho innegable que no se basa en reglamentos o prohibiciones. Quien haya leído las obras que dedicó a la Liturgia siendo cardenal, sabe que el Papa no es partidario de las imposiciones y ha dejado escrito que las imposiciones en materia litúrgica ya han hecho suficiente daño en la Iglesia.
La reforma de Benedicto XVI tiene que ver con el ejemplo paternal, con la parábola del sembrador, con el lenguaje espiritual de la belleza, con asumir íntegramente la tradición litúrgica de la Iglesia y volver a colocar a Cristo en el centro de la Liturgia.
Posiblemente este bienhacer pacífico del Santo Padre exaspera a quienes hacen mal las cosas y cometen abusos litúrgicos. Sin embargo, el Papa no está solo en este deseo de rendir un culto digno a Dios. Son muchos los sacerdotes, cada vez más, que toman ejemplo de él. Y están los fieles, a quienes años de desidia y abusos no han logrado borrar un instinto natural para reconocer el verdadero sentido del culto católico.
Traemos aquí un par de ejemplos sobre muy recientes celebraciones de la Santa Misa con el Novus Ordo, o Forma Ordinaria, en las cuales está muy presente el ejemplo admirable del Papa Benedicto XVI.
Las primeras fotografías corresponden al Santuario de la Divina Maternidad, de los Padres Carmelitas Descalzos, en Concesa, Italia, en la fiesta de Nuestra Señora del Carmen. Santa Misa celebrada ad Orientem.
El segundo ejemplo es en Portugal, en las Islas Azores, durante la fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza, y la Misa está oficiada por el Vicario General de la Diócesis, Monseñor don Hélder Fonseca Méndez.
Una reforma litúrgica que no se basa en reglamento ni prohibiciones no tiene mucho futuro.
ResponderEliminarEso solo Dios lo sabe.
ResponderEliminarSiempre cabe un milagro.
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