domingo, 24 de julio de 2011

La historia falseada

Esta ilustración, que reproduce LMS Chairman, pertenece a un cómic dedicado a San Juan María Vianney. Todo en el dibujo es un anacronismo: en aquel tiempo los sacerdotes oficiaban orientados hacia el tabernáculo, y era inconcebible un altar desnudo, sin crucifijo, mantel o candeleros. Peor aún, al Santo Cura de Ars lo representan con alba y estola, algo que sin duda hubiera reprobado. San Juan María Vianney, hombre sencillo y austero, se volcó sin embargo en su parroquia para dar el mayor esplendor al culto divino: bellas imágenes, cálices, las mejores telas para hacer ornamentos. Nada de esto se ve en el cómic.


El post-concilio en la Iglesia Católica ha supuesto un fenómeno que algún día se analizará como paralelo -en el tiempo y en los objetivos- con la "revolución cultural china": hacer tabla rasa con la antigua cultura, con las costumbres, tradiciones y usos. Sustituídas por un totalitarismo (la "ideología postconciliar" no tolera costumbres particulares, ritos propios como los de las órdenes religiosas, diversas maneras de pensar, personas apegadas a la tradición) disfrazado del buenismo naif y acultural que refleja esta ilustración.

En paralelo, las escuelas de teología y los seminarios, y de una manera muy especial en España, siguen enseñando que hay una Iglesia antes y otra después del Concilio, y no una continuidad en la Tradición. Los sacerdotes jóvenes siguen saliendo de los seminarios convencidos de que, antes de la reforma litúrgica, los fieles asistían a Misa como si de una ópera se tratara: con un bello atrezzo y sin enterarse de nada.

Esta es una visión sesgada que no se corresponde con la realidad. Si hablamos con los mayores de nuestra familia, es decir los que vivieron plenamente la época anterior y la posterior a la reforma litúrgica, recuerdan el cambio en la liturgia, la simplificación de la Misa; pero no hay en absoluto esa percepción de haber pasado de la luz a las sombras. Es más, sobre los acontecimientos familiares en torno a las fecha de la reforma (bodas, funerales) son con frecuencia incapaces de recordar si se celebraron con el vetus o el novus Ordo. Y ello es muy tranquilizador: la Misa siempre ha sido la Misa, y lo mismo con todos los sacramentos.

También pareciera que todo hubiera sido ininteligible antes de la reforma litúrgica, y sin embargo los asiduos a la iglesia sabían de memoria las oraciones principales de la Misa e incluso sabían cantarlas, el uso de misales para fieles estaba generalizado, incluso existían misalitos para niños en lengua vernácula para conocer las partes principales de la celebración. Las catequesis en las parroquias, especialmente para los niños, no son ningún invento post-conciliar. E incluso las personas más sencillas, y algunos que no asistían regularmente a Misa, acudían a las predicaciones de tríduos y novenas, por los excelentes oradores con los que en aquel tiempo se contaba.

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