miércoles, 6 de diciembre de 2017

Diez razones

Diez razones para amar la forma extraordinaria del Rito Romano:

1ª - San Juan Pablo II dictaminó que nunca había sido abrogada y el Papa Benedicto XVI nos recordó que lo que ha sido sagrado durante generaciones, sigue siendo sagrado para nosotros.

2ª - Ha nutrido la vida espiritual y sacramental de innumerables santos y mártires.

3ª - Ha propiciado numerosas conversiones.

4ª - Mantiene la lengua latina, elemento constituyente de nuestra civilización y nuestra religión, y permite que un fiel pueda seguir la misa en cualquier lugar del mundo.

5ª - Es muy bella, y la belleza es un atributo de Dios. Esta belleza ha inspirado numerosas obras de arte.

6ª - Permite la supervivencia de numerosas obras de música sacra: composiciones, cantos gregorianos y polifónicos, que ya no tienen cabida en la misa reformada.

7ª - Sus silencios facilitan un diálogo más íntimo con Dios.

8ª - La orientación ad Orientem de celebrante y fieles, nos recuerda que Dios es el centro de la Liturgia.

9ª - La comunión de rodillas y en la boca, nos recuerda la reverencia a la Sagrada Eucaristía y su trascendencia en nuestra vida de fe.

10ª - Como para Dios no existen los límites de espacio y tiempo, para Él todas las misas de la Historia se están celebrando en este momento.

4 comentarios:

  1. ¿Juan Pablo II dictaminó que el Misal tradicional no había sido abrogado? Fue un consejo de cardenales convocado por este Papa el que lo dictaminó, pero creo que Juan Pablo II no se pronunció oficialmente al respecto.

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    1. "Ecclesia Dei adflicta" es un reconocimiento tácito. El consejo de cardenales que nombró no podía ser más favorable a la Liturgia tradicional.

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  2. Por sus 75 años , se ha aceptado la renuncia al Cardenal Ving - Trois , arzobispo de París ; amigo de la tradición ; el sucesor , obispo de Nanterre , pareciera un gran "progresista".

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  3. A Juan Pablo II le tenía muy sin cuidado el tema litúrgico, basta con ver a su nefasto ceremoniero. Jamás la hubiera liberado como lo hizo Benedicto XVI y durara libre el tiempo que siga vivo, para Francisco es un dolor de cabeza.

    Saludos cordiales

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